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Ultimamente he sufrido varias incidencias como vendedor online con envíos internacionales por rotura de la mercancía. Cuando eso ocurre, lo primero que suele hacer el proveedor logístico es enviarte un email informando de que la mercancía se ha roto porque llevaba un embalaje inadecuado, y en ese caso, normalmente la rotura no queda cubierta por el seguro…

«Sólo asumimos los daños que se produzcan si:
1.- El embalaje utilizado cumple con la norma DIN ISO 2248 (test de impacto vertical).
2.- No se han hecho modificaciones sobre el embalaje certificado.
3.- El cliente aporta copia de la certificación.
El uso de cuaquier tipo de embalaje sin certificación no será necesariamente objeto de indemnización por parte de la compañía.»

Por ejemplo, en el caso de botellas de cristal, te indican que las cajas deben protegerse con poliespán (corcho blanco), tanto en sus paredes internas (planchas) como en los huecos entre las botellas (moldes). Como esto puede hacer que el collar cueste más que el perro y el envío no resulte rentable, la mayoría de las veces recurrimos a embalajes generales para proteger la mercancía y así reducir un poco los costes colaterales del envío. En este sentido, reconozco que uno de los primeros envíos con los que tuvimos problemas, concretamente a Japón, fue un error de principiante por nuestra parte, porque claramente no habíamos protegido la mercancia como era debido para llevar a cabo un viaje intercontinental. Por suerte, eran envases metálicos y no se rompieron, pero el estado en el que llegaron dejaba mucho que desear, restando valor al producto en global. Después de esa triste experiencia, aprendimos que había que tener más cuidado con los embalajes, puesto que era una de las claves para minimizar las incidencias y no perjudicar la calidad del servicio al cliente.
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Sin embargo, también puedo dar fe de roturas que se han producido con embalajes muy robustos, ¿por qué ocurre?. La verdad, es que si investigamos un poco a cerca de los fenómenos y los procesos logísticos asociados al envío, nos daremos cuenta de la verdadera complejidad que implica, y de todos los riesgos a los que se va a enfrentar nuestro paquete.

RED DE DISTRIBUCIÓN
En primer lugar, debemos saber que las empresas de paquetería disponen de redes de transporte jerárquicas para poder desarrollar economías de escala, y que se clasifican en dos tipos:

Red troncal o entre delegaciones (line-haul), que se compone de aquellas rutas y vehículos que comunican únicamente las distintas delegaciones entre sí, sin servir directamente a los clientes. Los vehículos destinados a operar en esta red son de gran capacidad para aprovechar las economías de escala que permite la consolidación de los envíos en puntos estratégicos de la red. Adicionalmente, las rutas de estos vehículos suelen superar una gran distancia y presentan un número de paradas reducido (normalmente efectúan una sola parada en la delegación de destino).

Red capilar, que se compone de las rutas y vehículos que efectúan el reparto de la mercancía desde las delegaciones a los clientes finales (en el caso de envíos, las rutas se configuran en sentido inverso). En este contexto, las rutas asociadas a esta red suelen presentar un número significativo de paradas en clientes y se circunscriben únicamente en el territorio contiguo a la delegación asociada.

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En esta fase de distribución, la mercancía puede ser transportada sobre una gran variedad de modos de transporte (por ferrocarril, transporte aéreo, marítimo, fluvial o por carretera) y puede realizar varias paradas en almacenes o nodos de cambio modal hasta llegar a su destino final. La configuración de la red de transporte condiciona los costes de distribución de la mercancía así como la planificación y organización temporal de la cadena de suministro de los productos al mercado. Esto ha hecho que hayan surgido empresas dedicadas exclusivamente a los servicios de transporte, conocidos como operadores logísticos 3PL (third part logistics). Estas empresas subcontratadas, prestan sus servicios de transporte y distribución a varias empresas de distribución, por lo que un mismo trayecto o ruta de transporte puede ser compartido por varios clientes. El efecto directo de este modo de operación y servicio es la posibilidad de consolidar una mayor cantidad de carga en cada ruta de la red, por lo que es factible utilizar vehículos de gran capacidad y con costes unitarios menores. Por contra, aumenta el riesgo de rotura o pérdida de nuestro paquete.

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MANIPULACIÓN DE LOS PAQUETES
Las fuerzas físicas que inciden sobre los paquetes durante su manipulación, tanto en los procesos de distribución anteriores como en los procesos de clasificación mecánicos (cintas transportadoras, toboganes, etiquetado, etc), son los que ocasionan la mayoría de los daños. Estas fuerzas son principalmente:

Presión o compresión. Hemos de esperar presión en la carga de contenedores, y en los finales de cintas transportadoras y toboganes. Desde dentro, la inercia de las masas del producto produce también presión sobre las cajas de cartón, por lo que el embalaje exterior sostiene esta presión.

Choque. El choque produce distorsión del producto a causa de las fuerzas de aceleración y desaceleración del paquete al lanzarlo desde una altura determinada. Para resistir este impacto, el producto debe tener amortiguación dentro del paquete. Por ejemplo, para cumplir con la norma DIN ISO 2248 (test de impacto vertical), el paquete debe resistir la caída libre desde una altura determinada en función de su peso, durante 10 caídas en diferentes posiciones (laterales, esquinas, bordes, etc).

Hasta 10kg = 80cm
10-20kg = 60cm
20-30kg = 50cm
30-40kg = 40cm
40-50kg = 30cm
50-70kg = 20cm

Vibración. Este fenómeno puede producir separaciones de componentes, soltar tapones de botellas o causar movimientos del propio producto, especialmente si usamos rellenos sueltos. Para evitarlo, debemos utilizar materiales para acolchar el producto.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE EMBALAJE
Para garantizar que el producto alcanzará su destino libre de daños, incluso después de someterlo varias veces a todos los procesos anteriores, las compañías de transporte dan una serie de recomendaciones básicas que os resumo:

1. El embalaje externo debe soportar fuerzas externas e internas, para lo cual siempre se recomienda emplear al menos cajas de cartón ondulado doble. Se desaconseja por completo el embalaje compuesto por cajas de madera, ya que no es efectivo en cuanto a protección y carece de amortiguación interna.

2. Asignar la separación necesaria entre las unidades, utilizando material de amortiguación entre los productos, de manera que no exista contacto entre ellos ni con el perímetro de la caja, y no se produzca movimiento en el interior del paquete. El material de amortiguación debe ser lo suficientemente rígido para evitar el movimiento interno, y lo suficientemente blando para proporcionar amortiguación (poliestireno de densidad media, poliuretano de baja densidad, papel arrugado, etc).

3. El producto nunca debe estar en contacto con el embalaje exterior, para lo cual es necesario crear zonas de amortiguación, especialmente en la parte de arriba, por la alta probabilidad de golpes y presiones por apilamiento.

4. Indicar claramente la posición adecuada para el producto mediante flechas en los laterales exteriores, y pegando la etiqueta de dirección en la parte de arriba de la caja. No obstante, no hay que dejar espacios superiores a 10mm que permitan su movilidad interior en ningún sentido.

5. El peso del paquete tiene su influencia, de forma que cuanto mayor es el peso, mayor el riesgo. Por ejemplo, en el caso de botellas, es recomendable preparar 2 ó 3 cajas de 3 botellas antes que una conteniendo 6 ó 9 unidades.

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