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Recientemente estuve participando como ponente invitado en una sesión titulada Las claves para trabajar en el sector E-Commerce, Marketing y Ventas por Internet, organizada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, la tercera universidad pública de la región en número de alumnos, con unos 35.000 estudiantes. Pues bien, a la sesión, en la que participábamos 5 profesionales de uno de los sectores más innovadores de nuestra economía, asistieron menos 20 personas, de las cuales, no creo que hubiese más de 10 alumnos. Al principio pensé que podía ser un problema de organización o comunicación del evento, por no haberle dado la suficiente visibilidad, pero lo cierto es que había carteles impresos por todo el campus.

Para ser sincero, me sentí muy decepcionado porque una iniciativa tan loable dentro de una universidad pública importante, despertara tan poco interés entre los alumnos, especialmente entre los que se encuentran en el último año de carrera o máster. Yo hace tiempo que salí de la universidad, pero todavía recuerdo la ilusión y la inquietud que me provocaba estar tan cerca del mercado laboral, así que cada vez que había una ponencia o sesión en la que venían profesionales que trabajaban en empresas del sector, se llenaba a rebosar el auditorio de la escuela. Es cierto que después de tanto debate y crítica hacia el sistema educativo, la universidad sigue estando muy lejos del mercado laboral y de formar profesionales realmente útiles para las empresas, quizá sea cierto eso de que las universidades siguen siendo «fábricas» de profesores universitarios, pero lo cierto es que este tipo de iniciativas sirven para complementar esa visión y dar un primer baño de realidad a los alumnos , que sirva para acercarlos un poco al mundo empresarial desde dentro de la universidad.

Sinceramente, no sé si se trata de un cambio de actitud de los alumnos ante un sistema educativo desmotivador, o ante unas expectativas laborales poco alagüeñas, o a lo mejor simplemente ha existido una mala comunicación del evento, no lo sé, pero lo cierto es que me entristece profundamente la idea de pensar que en un futuro no muy lejano, mis hijos puedan caer en semejante estado de desmotivación y apatía en medio de la Era del Conocimiento. Como nos explicaba muy bien el maestro Ken Robinson allá por el año 2006, algo estaremos haciendo mal, ¿para cuando la revolución del aprendizaje?